Antonio Mir: de la arqueología a la educación transformadora en África

Antonio Mir Montes, arqueólogo de formación y educador de vocación, ha dedicado su vida a tender puentes entre la historia y el futuro, entre la fe y el compromiso social. Dejó la arqueología para volcarse en la educación, convencido de que el verdadero motor de transformación social es formar a personas con autoridad moral y valores sólidos.

A lo largo de los años ha impulsado proyectos de voluntariado en Murcia, Valencia y Mallorca, movilizando a cientos de jóvenes para atender a ancianos, inmigrantes, personas en soledad y niños en situación de vulnerabilidad. Para él, la pobreza más grave no es solo la material, sino también la soledad y la pobreza espiritual.

En 2020, tras una operación que lo dejó con un 70% de discapacidad, Antonio pudo haberse retirado. Sin embargo, junto a un joven inmigrante africano decidió iniciar un proyecto educativo en Togo para proteger a niños huérfanos del riesgo de caer en manos de mafias. Hoy, ese sueño se ha hecho realidad con la construcción de un colegio y un comedor escolar que ofrecen a los niños seguridad, alimento y educación.

Convencido de que el amor es la fuerza que mueve el mundo, Antonio insiste en que los problemas de la sociedad no deben dejarnos indiferentes. Cree firmemente en la capacidad de los jóvenes para cambiar la realidad y en la necesidad de actuar con generosidad y esperanza. Su testimonio recuerda que el mundo se transforma de uno en uno, y que cada gesto cuenta.

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